Homilía Obispo de San Carlos de Bariloche Peregrinación Gruta de la Virgen de las Nieves Octubre 2012

1.- Cuando pensamos en una gruta como lo es el caso de la Patrona de Nuestra Querida Diócesis, Nuestra Señora de las Nieves, es fácil pensar en que Nuestra Mamá nos protege y cuida, nos espera y acompaña. Ella es abrigo tanto para los pastores, como para el rebaño.
La Gruta es un lugar de encuentro con Dios, y para la oración, abierto por la mujer más esplendida, servidora y femenina de todas, para que nuestro Padre se encuentre con su Pueblo.
La Biblia nos muestra momentos distintos de la historia de la Salvación donde aparecen montañas y grutas: Moisés y Elías en los Montes de Sinaí y Horeb en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, por ejemplo, las manifestaciones de Jesús en Belén, en el sepulcro y en la resurrección.
Nuestra Gente, aquí al pie del Cerro Catedral mueve el corazón y la inteligencia de hermanos y hermanas de la Línea Sur (sus 11 localidades con sus parajes), de Dina Huapi y su zona, de El Manso, El Foyel, de El Bolsón, sus barrios y su gente de la parte rural, y de esta ciudad cabecera de la Diócesis, San Carlos de Bariloche, con sus innumerables realidades sociales, culturales, con sus problemas y desafíos. En este lugar todos, sin excepción, estamos llamados a vivir la experiencia de un Dios loco de amor que, de la mano de María, nos llama a la conversión y a crecer en nueva vida.

2.- El lema “MARIA; FORTALECE NUESTRA FE PARA ILUMINAR LA VIDA EN ESTE CAMBIO DE ÉPOCA”, sugerido por el equipo de servidores de la Peregrinación y el Santuario, es todo un programa existencial para unir Fe y realidad.
La Palabra de Dios que nos ofrece la liturgia de este domingo XXX del tiempo durante el año, nos llama a al Fe: “Maestro que pueda ver”, exclama el mendigo del Evangelio.
Bartimeo, el mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Estaba allí sin esperanzas en la vida, despojado y humillado. Ni siquiera podía pedir ayuda porque lo hacían callar.
Era como uno de tantos excluidos sin voz en la sociedad. La gente en la época de Jesús poco se interesaba por los enfermos. Sólo Jesús se acerca, solo Él se hace presente en esa dolorosa soledad.
También hoy, y quizá nosotros mismos, actuamos como los discípulos de Jesús, que intentaban hacer callar a los molestos. Pero Jesús escucha al pobre mendigo, y a aquellos que lo harían callar les ordena que lo llamen, como invitándoles a deponer su actitud despectiva e indiferente.
El mal gesto de los discípulos -de hacerlo callar- contrasta con la de Jesús. Esto no deja de ser una advertencia para nosotros. Porque cuando nos habituamos a una vida cómoda o solo nos obsesionamos con los planes que queremos realizar, y preferimos solo programaciones, intentamos inconcientemente hacer desaparecer la voz de los que perturban nuestra falsa paz, y tratamos de eliminar el reclamo de los que puedan privarnos de la comodidad que nos hemos creado para sobrevivir.
Son advertencias para nosotros: Les comparto algunos ejemplos.
- Cuando no queremos ver la realidad de aquellos que son violentos, pero que en el fondo no nos interesa porqué llegaron a esa situación.
- Cuando rechazamos a los adictos de cualquier adicción, pero que en el fondo no hacemos casi nada para descubrir quienes son los causantes, y detrás de qué intereses están.
- Cuando vemos niños y jóvenes, ancianos y gente con diferentes capacidades, hundidos en la postración, pero que no hacemos demasiado para que la sociedad cambie, y así se eliminen el acomodo y la corrupción.
- Cuando seguimos pensando que en años tristes de nuestra patria fue igual el terrorismo de Estado con sus secuestros, desaparecidos y muerte sin juicio previo, dejando en soledad mamás, abuelas, y familias; a la violencia de aquellos que equivocados o con motivos, usaron las armas que jamás deberían haber utilizado pero bajo algún ideal. Que se haya borrado del mapa, gente inocente que solo estaba bajo sospecha, nos debe seguir golpeando como Iglesia y como Sociedad.
- Cuando, dominados por este cambio de época con su agregado de esclavitud cultural sobre todo desde de una mala globalización que elimina a los pobres, (y no a la pobreza), nos da lo mismo que un “niño por nacer”, -persona humana desde la concepción- diferente ser humano que las mamás, que, queriéndolo o no, lo tiene en su cuerpo, aceptamos sin más la ley que permite interrumpir embarazos y no utilizamos la enorme creatividad que Dios nos da, para que no existan quienes jueguen con la vida del otro en la prostitución, la violencia sexual, el engaño a que se somete a niñas pre-adolescentes y el degrade de la dignidad de la mujer. En este sentido, así como no compartimos la ley que permite que no se llamen “persona” todos los seres humanos en gestación, celebramos la disposición de la legislatura de Río Negro de que se eliminen las casas de trata y prostitución de todo tipo en toda la Provincia.
- Cuando somos miopes para entender algunos “rasgos de la Cultura actual que tiende a proponer estilos de ser y vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona; y nos olvidamos el valor supremo que tiene cada hombre y cada mujer”. (D.A. 387)
- Cuando permitimos (muchas veces por estar mal informados) que “en algunos intervenciones sobre los recursos naturales predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de la humanidad; y no colaboramos para que las generaciones que nos sucedan tengan derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta contaminado”. (D.A. 471)
- En fin, descubramos en el ciego del Evangelio su actitud: tuvo Fé y fue curado. Después del Milagro Bartimeo siguió a Jesús, esa fue su reacción.
Sepamos, desde este buen ejemplo de conversión, dedicarnos al Bien Común, a liberarnos de nuestra ceguera, y poder ver la luz de la verdad y encontrar el sentido de la vida.

3.- El Papa Benedicto XVI nos ha planteado que “Vivamos el Año de la Fe”, y desde Bariloche, le pedimos a “María que fortalezca nuestra Fe en este cambio de época”.
El año de la Fe (desde el 11 de Octubre cuando se celebraron los 50 años del Concilio Vaticano II y el 20 de Catecismo, hasta la Fiesta de Cristo Rey del 2013), es un tiempo de gracia que se nos propone a toda la Iglesia. El mismo Papa nos dice que “es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor”. Yo pienso en tantas y distintas realidades de nuestra Diócesis y lo bien que nos haría asumir todo con la mirada del Padre Dios.
De ahí que le pidamos a la Virgen que nos dé coraje y valentía para hacer realidad la vida digna del Evangelio en este momento histórico.
Cambio de época que no debemos mirar desde la resignación sino desde el desafío y las posibilidades que nos brinda, para renovar nuestra adhesión personal y comunitaria a la concreción del proyecto de Jesús. Esto significa, sin duda, transformar la realidad en busca de relaciones más justas y fraternas: la civilización del Amor.
En este perspectiva, dice el Papa el “Año de la Fe” es una invitación a una auténtica y renovada “conversión al Señor, único Salvador del Mundo... Gracias a la Fe la Vida Nueva en Jesús plasma la existencia humana en la novedad radical de la Resurrección... La Fe que actúa, por el Amor se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre” (P.F. 6).
La mujer más sublime de la Historia, María Nuestra Madre común nos enseña que la Fe “Crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica. Nos hace fecundos porque ensancha el corazón de la esperanza” (P.F. 7).
Confiamos a la Madre de Dios, Nuestra Señora de las Nieves proclamada bienaventurada porque ha crecido, este año de Gracia en la Fe.
Los convoco, hermanos/as, a celebrar el Año de la Fe y en esta Peregrinación Diocesana, los invito a que renovemos el compromiso de nuestro Bautismo, y lo hacemos en comunión con toda la Iglesia.